Muchas veces me he preguntado si
el denominado burnout o síndrome del quemado aplicaría no solo para el campo
laboral sino también para quienes velan por el bienestar de su familia o para
cualquier persona que ha decidido migrar.
Hasta una próxima oportunidad
Mónica Riveros
monica-maria.riveros-lopez@psychologie.ch
www.online-psicoterapia.com
+41795242207
Al igual que el burnout, la
depresión y la ansiedad hacen su aparición en muchos que hemos decidido tomar
el camino de la migración. El alto nivel de exigencia, las nuevas
responsabilidades, la dependencia del entorno, la falta de redes sociales y el
menoscabo de nuestras habilidades profesionales, sociales y personales,
conllevan muchas veces el sentimiento de
sentirse desbordado.
El desconocimiento del sistema
burocrático, el comenzar con un nuevo idioma, el conformar muchas veces una
pareja binacional, la falta de reconocimiento profesional y muchas veces la
necesidad de buscar sobrevivir para muchos de nosotros, nos lleva a confrontar
la realidad de una forma mas abrupta de lo normal.
El hecho de hablar de tolerancia
o adaptación aleja el proceso de acogida de la convivencia y la integración,
las cuales vengo repitiendo desde hace años, involucra a todos los miembros de
la sociedad (migrantes y locales) para que un adecuado proceso se pueda dar.
Independientemente de la
capacidad de iniciativa, creatividad, seguridad e independencia que hayamos
logrado desarrollar en nuestros países de origen, está claro que al vernos
expuestos a una nueva realidad, nos debemos reinventar.
Por ello, si notas que te
sientes triste, solo, agobiado, nervioso, ansioso, sin valor personal; si
palabras como fracaso, necesidad, agotamiento, insomnio, falta de
concentración, insatisfacción y quizás adicionalmente se encuentren acompañados
por algún malestar físico como dolor de cabeza, abdominal, calambres,
irritabilidad; procura detenerte o tomar un poco de tu tiempo para evaluar la
situación, redefine tus metas a corto y largo plazo, genera un plan de acción,
determina las actividades urgentes e importantes y trata de disminuir tu carga
personal, familiar, social y profesional.
Hacer un alto en el camino puede
ayudar más de lo que te imaginas, haz valer tus derechos, escucha tus necesidades
y trata de reorganizar tu sistema, delega, confía en otros y especialmente en
ti mismo y en tus capacidades, toma 10 minutos diarios para relajarte, lleva a
cabo actividades que te hagan sentir bien, recompénsate, date gusto, desarrolla
tus proyectos un paso a la vez.
Sino, corremos el riesgo de
entrar en depresión, ansiedad o en cualquier otro trastorno de carácter físico
o psicológico que nos puede afectar mucho más allá de lo que nosotros
consideramos podríamos controlar. El alcohol, los fármacos, las ideas suicidas
pueden ser una derivación, siendo allí donde, nuevamente recomiendo, si sientes
que esto se sale de tus manos, no dudes en consultar a un profesional.