He estado ausente por largo tiempo y la razón de
ello es la misma que embarga a muchos de nosotros los migrantes y es un tipo de
freno en nuestras actividades cotidianas debido al miedo o temor a confrontar un futuro que se torna incierto
en un momento dado ante la ocurrencia o debido a la perdida de control sobre
nuevas situaciones que acaecen o ante el cambio de las cosas o las personas que
a su vez nos permitían reconocer de una manera u otra nuestro entorno como
seguro.
Hoy al
encontrarme expuesta a una realidad de la vida en la cual casi que debo
comenzar de nuevo mi camino migrante, con una lengua diferente, aspectos
emocionales, sociales, familiares y económicos que comienzan a tornarse algo
impredecibles y digo "algo" porque gracias a un trabajo arduo y a
pulso llevado a cabo durante varias décadas, poseo cimientos, valores,
principios, conocimientos y personas que me han sabido apoyar
incondicionalmente durante muchos años y en los cuales pongo mi fé para poder
afrontar cualquier nueva situación que se me presente por más difícil que se
tornen los tiempos.
Todo ese
"bagaje" de experiencias, conocimientos, sentimientos y relaciones
son los que nos permitirán afrontar de la mejor manera esa sensación inmensa de ansiedad o angustia, resultado
del hecho de tener que confrontar un evento especial que nos amenazó en el
pasado, estamos viviendo y nos está marcando en el presente o alguno que podría
arriesgar nuestra estabilidad en un futuro cercano.
Ya sea real o de cierta forma imaginaria, la mejor
manera de reducir o acabar con esta emoción del miedo que puede llegar incluso
a paralizarnos en un momento dado, es confrontándolo y preparándonos para ello.
Bien podría ser analizándolo, escudriñándolo, buscando las razones o sus puntos
débiles y como todo ello nos está o nos podrá realmente afectar en nuestro
desempeño y en las relaciones de alguna manera.
Si no confrontamos el miedo podemos dar paso a un
estado denominado ansiedad, ansiedad que nos aterroriza a nivel emocional, nos
lleva a generar ideas infundadas o alejadas de la realidad y que a su vez
pueden verse reflejadas en comportamientos de incapacidad de respuesta ante un
evento específico conocido o peor aún, desconocido, que podría amenazar nuestra
tranquilidad y equilibrio.
Aprender a confrontar nuestro miedo o temor,
aprender sobre él permite generar cambios incluso a nivel orgánico, así de
poderoso es nuestro cerebro que le permite al cuerpo adaptarse y comportarse de
manera pronta y segura ante un evento y así puede igualmente ser multiplicado
eficaz e inmediatamente en la resolución de otras tantas situaciones similares
que podríamos llegar a asociar con el estímulo que nos generó o nos generará el
desagrado, la idea de posible peligro o daño o la perdida de nuestra estabilidad
emocional, física, comportamental, intelectual y afectiva.
Así que nos queda solo definir bien el evento que
nos está afectando o que podrá llegar a hacerlo, estudiarlo, analizarlo,
apropiarnos de él y confrontarlo individualmente, en familia, sociedad, o como colectivo esa es la base diaria del logro de nuestras
metas y el terrero abonado en el camino de la seguridad, la felicidad y la
victoria como individuos sobre todos los retos que nos puedan ser impuestos por la
voluntad de otras personas, de Dios o simplemente por el azar de la vida.
Hasta una nueva oportunidad,
+Mónica Riveros
Psicóloga Clínica
Máster en Migraciones Internacionales Contemporáneas
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