jueves, 17 de abril de 2014

El desarraigo y/o la adaptación

El tema del desarraigo, se escucha por doquier cuando se habla del tema migración, y es definido como una extracción de raíz de un territorio propio o como la falta de interés hacia el entorno donde se habita actualmente, y viéndolo así, las dos definiciones son aplicables a nuestra realidad ya que con ello se genera un desconcierto y una falta de control sobre el entorno tanto de origen como de acogida.
El desarraigo como tal, comporta tres aspectos, uno el social que se haya relacionado con nuestras redes de apoyo, dos, el cultural que ha moldeado nuestra identidad y tres, el físico que se haya relacionado con nuestras sensaciones y percepciones hacia nuestro lenguaje, música, alimentación, paisajes y personas, entre otros.

En el desarraigo, los sentimientos e imaginarios hacia nuestro país de origen se plantean conflictivos, ya que, la identidad propia se encuentra basada en una cultura específica, un lengua, una religión y un sistema social particular que se debe enfrentar a un territorio nuevo y desconocido con costumbres, normas y paisajes diferentes.
Se añora el territorio de origen pero a la vez se intenta lograr echar raices, corriendo el riesgo de que nuestra buena voluntad puede llevarnos al punto de perder nuestras verdaderas bases personales en un intento por asumir una identidad que estaría referenciada únicamente en las costumbres del país de acogida, asunto al que yo considero y denomino realmente “aculturización“.

Aquí, son muchos los especialistas que han partido de la definición del proceso de asimilación como la fusión personal en una vida cultural común, asumiendo principalmente la nueva cultura local, especialmente en sistemas que esperan que el recién llegado renuncie a su anterior cultura ajustándose al comportamiento y pensamiento de los demás.
Aculturación que visto desde este punto, yo considero riesgoso pues el proceso de “Adaptación“ no se haya compuesto solamente de la posibilidad de “asimilarse“ sino también como de la posibilidad de “acomodarse“. El término ¨Acomodación¨ me parece más interesante, al encontrarse determinado por el aporte que puede ofrecer nuestro modelo cultural, vínculo afectivo, creencias, valores y pautas de vida al sistema de acogida, dándonos a su vez, la posibilidad de apropiarnos de lo mejor que nos ofrece el terreno local, sin recurrir a una “aculturación“ y a una “asimilación“ que genera crisis de identidad, acompañada de baja autoestima y falta de autodeterminación y pertenencia personal.


Ahora bien, también es cierto que el migrante puede escoger entre: separarse, manteniéndose única y exclusivamente dentro de los parámetros de su cultura de origen; asimilarse, identificándose únicamente con la cultura de acogida y dejando atrás su cultura tradicional; marginarse, rechazando tanto la cultura de origen como la de recepción; o integrarse, logrando basar su adaptación en ambas culturas ideológica, familiar, social, política, tecnológica, económica y espiritualmente.

Con ello quiero decir que lo interesante es que cada uno de nosotros está en libertad de escoger el camino que considere le gusta más pero que a su vez, debemos asumir las implicaciones que cada una de estas posibilidades conlleva dentro de la búsqueda de nuestro propio y personal bienestar.

+ Mónica Riveros

viernes, 4 de abril de 2014

Resiliencia, el poder interno del Ave Fénix moderno.


Por qué Resiliencia? por qué hablar de un ave fenix cuando se trata del tema migración? bueno, pues bien, desde el mismo momento en que migré me dí a la tarea de estudiar acerca de las implicaciones psicológicas que conllevaba la migración y con gran sorpresa encontré que los migrantes nos vemos expuestos a situaciones muy particulares en la cuales no se ven todos los seres humanos involucrados diariamente: la de enfrentarnos a un nuevo contexto, muchas veces determinado por situaciones adversas, difíciles y muchas veces desconocidas, viéndonos en la obligación de intervenir la realidad para evitar que esta nos genere dificultades, situaciones altamente estresantes o que en ciertas ocasiones puedan poner incluso nuestra propia vida en peligro o a prueba.
Y es allí donde nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y acciones deben perfilarse al logro de un solo objetivo: Reestablecer nuestro bienestar e incluso para muchos lograr su propia “autoprotección“ quedando claro que esta capacidad no dependerá solamente de nosotros, sino también del apoyo de nuestros familiares, amigos, el entorno de acogida y su legislación.


Esta capacidad de resiliencia entendida como el logro de recuperar nuestra estabilidad emocional, social y comportamental se basa en los siguientes factores:
1. Introspección o análisis de los propios recursos personales, familiares y sociales de manera objetiva para ponerlos a merced de nuestro propio equilibrio y satisfacción personal.
2. Independencia, entendida como la habilidad de dirigir y controlar las situaciones que nos rodean sin involucrarnos emocional o físicamente.
3. Capacidad para relacionarse y generar nuevas redes y contactos, sabiendo como expresar nuestros sentimientos, deseos y emociones ante la búsqueda de soluciones eficaces a nuestros problemas.
4. Iniciativa o facultad para proponer e intervenir situaciones particulares por voluntad propia sin que ya hayan sido exigidas por el entorno o los demás.
5. Humor, asumiendo las situaciones adversas de una manera menos sobrevalorada, liberando las tensiones internas y el estrés.  
6. Creatividad, resolviendo problemas de manera original o inusual.
7. Moralidad y ética, guiándonos por los valores personales adquiridos y respetando los de los demás.
8. Autoestima o grado de valor propio que tenemos con respecto a nosotros mismos con base en las sensaciones, sentimientos y experiencias que afectan nuestra identidad según las expectativas que tenemos en la vida.


Por lo tanto, desde la resiliencia, tu autoimagen, autoconfianza, tus metas, tu perseverancia, tu autonomia, tu forma de generar redes sociales, tu capacidad para hacer respetar tus ideas y opiniones de manera adecuada, tu educación, tu capacidad para expresar tus sentimientos y emociones, sumado todo al nuevo entorno en el que vives hacen que tu optimismo, tu fé, tu autodeterminación, tu sabiduría, tu excelencia y tu creatividad se optimicen de la mejor manera para poder responder al nuevo contexto de una manera mas eficiente y eficaz.
Así pues, cuida de tu entorno, de tu familia, dispon de fuentes de apoyo externo, se recursivo, desarrolla intereses y nexos con otras personas a tu alrededor, evita contextos hostiles y ten en cuenta que tu edad, género, conocimiento del idioma, creatividad, tus expectativas, optimismo y capacidad de reconciliación van a afectar e influir en tus posibilidades de potencializar tus recursos personales en este nuevo espacio vital.


Apóyate en tu familia de origen, mantén el contacto, continua practicando con tus rituales de vida (celebra la navidad, ve a las celebraciones de tu día nacional, ve a bailar, ve a tu iglesia si profesas una religión, etc). Acepta las reglas de tu nuevo entorno, conviértete en un líder comunitario, busca apoyo emocional, no cargues tu solo con tus vicisitudes, mantén tu identidad personal y social.
Para muchos suena básico y bastante lógico pero no sobra recordar que tras cada uno de los términos utilizados aquí se encuentra nuestro bienestar personal, familiar y social.
Hasta la próxima oportunidad.


+Mónica Riveros
Comunidad Latinoamericanos en Europa
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