El tema del
desarraigo, se escucha por doquier cuando se habla del tema migración, y es
definido como una extracción de raíz de un territorio propio o como la falta de
interés hacia el entorno donde se habita actualmente, y viéndolo así, las dos
definiciones son aplicables a nuestra realidad ya que con ello se genera un
desconcierto y una falta de control sobre el entorno tanto de origen como de
acogida.
El desarraigo
como tal, comporta tres aspectos, uno el social
que se haya
relacionado con nuestras redes de apoyo, dos, el cultural que ha moldeado nuestra identidad y
tres, el físico que se
haya relacionado con nuestras sensaciones y percepciones hacia nuestro
lenguaje, música, alimentación, paisajes y personas, entre otros.
En el
desarraigo, los sentimientos e imaginarios hacia nuestro país de origen se
plantean conflictivos, ya que, la identidad propia se encuentra basada en una
cultura específica, un lengua, una religión y un sistema social particular que
se debe enfrentar a un territorio nuevo y desconocido con costumbres, normas y
paisajes diferentes.
Se añora el territorio de origen pero a la vez se intenta lograr echar
raices, corriendo el riesgo de que nuestra buena voluntad puede llevarnos al punto de perder
nuestras verdaderas bases personales en un intento por asumir una identidad que estaría referenciada únicamente en las
costumbres del país de acogida, asunto al que yo considero y denomino realmente
“aculturización“.
Aquí, son muchos
los especialistas que han partido de la definición del proceso de asimilación como la fusión personal en una
vida cultural común, asumiendo principalmente la nueva cultura local,
especialmente en sistemas que esperan que el recién llegado renuncie a su
anterior cultura ajustándose al comportamiento y pensamiento de los demás.
Aculturación que
visto desde este punto, yo considero riesgoso pues el proceso de “Adaptación“ no se haya compuesto solamente de la
posibilidad de “asimilarse“ sino también como de la posibilidad de “acomodarse“.
El término ¨Acomodación¨ me parece
más interesante, al encontrarse determinado por el aporte que puede ofrecer nuestro
modelo cultural, vínculo afectivo, creencias, valores y pautas de vida al
sistema de acogida, dándonos a su vez, la posibilidad de apropiarnos
de lo mejor que nos ofrece el terreno local, sin recurrir a una
“aculturación“ y a una “asimilación“ que genera crisis de identidad, acompañada
de baja autoestima y falta de autodeterminación y pertenencia personal.
Ahora bien,
también es cierto que el migrante puede escoger entre: separarse, manteniéndose
única y exclusivamente dentro de los parámetros de su cultura de origen;
asimilarse, identificándose únicamente con la cultura de acogida y dejando
atrás su cultura tradicional; marginarse, rechazando tanto la cultura de origen
como la de recepción; o integrarse, logrando basar su adaptación en ambas
culturas ideológica, familiar, social, política, tecnológica, económica y
espiritualmente.
Con ello quiero decir que lo interesante es que cada uno de nosotros está en libertad de escoger el camino que considere le gusta más pero que a su vez, debemos asumir las implicaciones que cada una de estas posibilidades conlleva dentro de la búsqueda de nuestro propio y personal bienestar.
Con ello quiero decir que lo interesante es que cada uno de nosotros está en libertad de escoger el camino que considere le gusta más pero que a su vez, debemos asumir las implicaciones que cada una de estas posibilidades conlleva dentro de la búsqueda de nuestro propio y personal bienestar.
+ Mónica Riveros
Muchisimas gracias...Estaré al pendiente. Ocuparé sus escritos para mi clase de Espanol-para una Empresa Alemana. Me sirven mucho tmb para mi salud personal.
ResponderEliminarAdmirable reflexión. Gracias por compartirlo!
ResponderEliminarPara eso estamos, para compartir conocimiento. :-)
ResponderEliminarGracias Mônica por el blog! Me ha hecho mucho sentido este artîculo. Seguirê leyendo!
ResponderEliminarGracias Monica por el blog.
ResponderEliminarIndudablemente cada persona tiene derecho a decidir que camino seguir, pero yo que lo he vivido en carne propia creo que el mejor camino es la integración.
Saludos
Totalmente de acuerdo Marisol, la forma mas efectiva es la integración bien entendida como la capacidad de acomodarse al nuevo entorno sin olvidar nuestros principios y costumbres y retomando para nosotros mismos lo mejor que nos ofrece el entorno.
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