Luego
de tantos meses de estar ausente, regreso para escribir sobre un tema especial
y particular que afecta a un más nuestro proceso migratorio y es el de
convertirnos en algún momento en ¨Cuidadores¨, cuidadores de un hijo enfermo o
con alguna discapacidad especial o el de cuidador de nuestra pareja o de un familiar en nuestro nuevo lugar de
residencia o el de acompañar a un nuevo cuidador de nuestros familiares en
nuestro lugar de origen.
Un alzheimer, una enfermedad rara, un cáncer, el ingreso a la edad adulta mayor, trastornos del desarrollo, un accidente cardio o cerebro vascular o hasta un accidente de tránsito o el deceso de nuestro compañero o compañera de vida nos pueden haber llevado a asumir dicha responsabilidad.
Cuidar
y especialmente convertirse en cuidador en un entorno donde nuestra red social
se ha visto disminuida, donde se habla otra lengua o donde no se reconoce totalmente el
sistema de apoyo social, jurídico y de salubridad, conlleva un nivel de
dificultad, tristeza, rabia, fustración, miedo, soledad y quizás ansiedad o
depresión más altos de lo normal.
Muchos
de nosotros hemos debido asumir el rol de cuidador y algunas veces ese rol y
todo lo que implica pueden generar estrés; estrés que puede visualizarse en
situaciones como sentirse agotado, enfermarse, no poder consiliar el sueño,
sentirse irritable o embotado, aislarse, no recordar información importante
continuamente o perder el interés por otras cosas o por los demás.
Ante
todo esto, un cuidador, especialmente quien radica en otro país diferente al de
su origen, debe en primera instancia buscar una red de apoyo local y así poder
compartir todo lo que esta viviendo con otras personas que estén pasando por la
misma situación, recurrir a grupos de apoyo y a los recursos que le ofrece su
comunidad.
Es
importante ante todo, asesorarse sobre la Ley de acompañamiento social, de salud
y financiero ya que no somos los primeros en vivir esta situación y en muchos de
los países de acogida ya existe un sistema creado alrededor del apoyo ante una
discapacidad.
Recuerda
que tu bienestar emocional es muy importante y el pilar de todo este proceso,
cuídate, cuida tu cuerpo, genera planes relevo (recuerda que no todo el trabajo
lo debes realizar tú), mide tus fuerzas, ponte límites, apóyate en otros
familiares, aliméntate sano, duerme bien, no fumes, no bebas demasiado alcohol.
Sé que suena trillado pero generar un estilo de vida saludable evita generar
problemas de salud física o emocional y aprende a decir NO cuando sientas que es necesario sin sentirte mal.
Los
sentimientos de frustración e impotencia recurrirán con frecuencia y con mayor
fuerza cuando ves que tu trabajo, tus proyectos de vida, tu vida social se
vieron afectados; trata de gestionarlos de la mejor forma posible y si llegas a
observar que se sale de tus manos, no dudes en recurrir a una ayuda
profesional, si sientes que presentas problemas de sueño, de alimentación,
falta de energía, de concentración, falta de interés, llanto en exceso,
sintomatologias físicas sin causa orgánica real, disminución de tus defensas
constantemente, cambios de humor recurrente o si sientes que no logras comenzar
con otras actividades, estás siempre nervioso, tensionado, irritado o constantemente preocupado.
Recuerda
que toda vivencia nos hace más fuertes y nos enseña a valorar lo realmente
importante cada día, así pues, ser Cuidador nos enseña a reconocer la importancia de un minuto, un paisaje, un
atardecer, un amanecer, una palabra y casi cualquier cosa que se presenta a
nuestro alrededor e igualmente a relativizar lo menos trascendental.
Ser
cuidador nos otorga la capacidad de ser un maestro para otros y hasta para
nosotros mismos, es un aprendizaje que logran las personas al llegar a su
vejez y a nosotros se nos dio la oportunidad de aprenderlo en un momento dado
que nos permitirá capitalizarlo durante muchísimos años más.
Por
todo lo que conlleva ser un ¨Cuidador¨ permíteme felicitarte y hacerte llegar
la admiración de todos aquellos que segundo a segundo deben tener por un
instante la fortuna de cruzarse contigo en la calle y poderles hacerles recordar
en este mundo de vivencias muchas veces sin profundidad, lo importante que es
saber valorar lo que se tiene personalmente y la fortuna con la que se cuenta
alrededor.
Un
fraternal abrazo y hasta una próxima oportunidad.
+Mónica Riveros
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