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lunes, 14 de septiembre de 2015

La Persistencia

Ante todo mil disculpas por el abandono en el que he tenido el blog desde el mes de abril pero para ser sincera, una de las fortalezas de la virtud del "coraje" que es la "persistencia", me ha mantenido alejada por un tiempo largo de nuestro espacio de diálogo.
  
Como profesional en el área de la psicología, las circunstancias de la vida hicieron que un desastre acaecido a finales del primer trimestre del año en suelo europeo alternara el rumbo de mi área profesional con otro campo que es de mi conocimiento y experticia, el de la psicología de emergencias.

Allí tuve el deber y el privilegio por tres meses de lograr a cabalidad la tarea que me fue encomendada como lo mencionó mi jefe de misión, de llevar "un momento de paz" a los familiares de los fallecidos en uno de los tantos accidente que desafortunadamente están ocurriendo en nuestro planeta últimamente. Al finalizar con este deber quise entonces hacer un intento por regresar a mis actividades cotidianas en el tema migratorio, pero aún así, la vida nuevamente me trazo un nuevo reto, ya que cuando me disponía a retornar a mis actividades terapéuticas, una vez más, ella, la vida, me ofreció otra lección de templanza, al tenerme que llenar de paciencia, fortaleza y nuevamente "persistencia" al enfrentar una cirugía de la cual me encuentro a punto de superar solo hasta ahora, el tiempo de convalecencia.


Así pues, las enseñanzas de los últimos casi seis meses fueron muy enriquecedoras, ya que me hicieron recordar lo que era trabajar o recuperarse principalmente con la fortaleza definida como "persistencia", persistencia en llevar a cabo una acción basada en una meta específica de forma voluntaria y llena de fuerza de carácter, superando cuantos obstáculos fuesen necesarios (barreras idiomáticas, diferencia de conceptos o cansancio en extremo) y cuantos sentimientos llegasen a embargar mi mente, mi cuerpo o mis emociones (tristeza, desesperanza, malestar, rabia y desolación, entre otras) pero con la firme convicción de conseguir finalmente los objetivos propuestos.


Y es esta "persistencia" la que quiero recordar hoy, pues como migrantes nos vemos avocados a desarrollarla día tras día, bien con el ánimo de generarnos un espacio vital que cubra todas nuestras necesidades básicas (abrigo, alimentación, salud, empleo), bien para poder entreteger una red social que nos permita formar parte de un entorno cercano y de primera mano conformado por personas que puedan entendernos, escucharnos y hasta ayudarnos en caso dado; pesistencia para lograr expresarnos satisfactoriamente en otro idioma o para lograr el reconocimiento o el aporte que queremos hacer a la humanidad de forma tan anhelada como seres humanos.

Esta persistencia a veces se nutre de condiciones externas como la necesidad de ayudar a otros y algunas veces se abastece de condiciones internas como el deseo de reponerse física o mentalmente al 100% de las vicisitudes a las que nos vemos expuestos. Esa misma persistencia, puede ser también global o estable, como el intento que llevamos a cabo día a día por hechar raíces definitivas en ese nuevo territorio que alguna vez nos fue totalmente desconocido y que hoy casi que podríamos definir como nuestro nuevo espacio de vida, o bien puede ser definida esa persistencia como circunstancial o específica al buscar dar lo mejor de nosotros mismos ante una meta específica como es la de llevar alivio a otros o poder protegernos a nosotros mismos.


Finalmente, persistir no implica buscar la perfección sino proporcionar lo mejor de sí mismos reconociendo nuestros límites y capacidades, pero enfocados en cumplir de la mejor manera nuestro cometido con sabiduría y conocimiento, entonces mi reflexión de hoy me lleva a preguntarte si ¿te has felicitado o te has detenido a pensar alguna vez, por o en, lo gran persistente que has sido contigo mismo y con tus metas?

Si no, te invito a que lo hagas, te felicites y te reconozcas por todo lo que has logrado y todo el deber que contigo mismo has cumplido.


Hasta la próxima.

lunes, 30 de junio de 2014

¿Es la inserción laboral sinónimo de integración social?

Hoy en día muchas de las políticas de integración están haciendo énfasis especial en cuatro ámbitos que intentan lograr la inserción social de nosotros, los migrantes, estos son el ámbito educativo, de salud, de vivienda, y el laboral, siendo este último el que actualmente nos permite en cierta medida de manera jurídica, social, política y económica, insertarnos de manera pronta a los otros ámbitos en mención pero considero yo, que se falla al pensar que es el ámbito laboral el principal factor para lograr una integración social como lo están proponiendo muchos de los nuevos programas de integración.

Quizás sea el ámbito laboral, el de mayor ¨inserción¨ y facilitación con relación a los campos educativo, de vivienda y de salud pero también considero que este no es el principal o el más importante para lograr finalmente una adecuada ¨integración¨, especialmente cuando se pretende definir el verbo ¨integrar¨ como el lograr una convivencia social razonada y crítica.

No se debe olvidar que para que exista realmente una integración es necesario que se de una recíproca acomodación entre el local y el migrante, un respeto mutuo de valores y principios, siendo primordial conocer la lengua, la historia y las instituciones del país de acogida y en donde es claro que el trabajo es un factor determinante y central de participación  pero no necesariamente son estos ámbitos los que proporcionan plenamente un adecuado proceso de ¨integración¨.

La integración real como tal, recurre globalmente a otro tipo de teorías que a mi parecer son más relevantes como lo es por ejemplo, la del fomento de redes sociales que acojan adecuadamente al recién llegado y las cuales terminan siendo fundamentales a la hora de involucrarse y adaptarse realmente a un nuevo contexto.


En este aspecto, la psicología individual supone que la felicidad y el éxito están ampliamente relacionados con las interacciones sociales en comunidad, de allí que sea necesario para poder integrarnos adecuadamente, reorganizar y reconsiderar algunas de nuestras actitudes, creencias, metas y conductas, promoviendo nuestro compromiso y motivación hacia la realización personal en sociedad.

Solo el propio hombre es quien está en capacidad de influir directamente sobre sus pensamientos, sentimientos y acciones. La posibilidad de programarnos mentalmente de manera colectiva basados en estas redes sociales, contribuye de hecho al propio reconocimiento, pertenencia y posibilidad de fomentar el sentido de pertenencia a la sociedad de acogida como claves de la identidad y del bienestar personal.

Así pues, no hay mayor determinación a la hora de integrarse socialmente que la del propio individuo por voluntad propia, yendo así un paso más allá de la crítica constante a las políticas de integración que actualmente se hallan más enfocadas a lograr insertarnos que integrarnos en su sociedad.


Publicada esta entrega y con la intención de disfrutar las vacaciones realizando un nuevo recorrido por otras tierras lejanas, me despido hasta el mes de septiembre y les deseo todo lo mejor.

+Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com
@psico_Migrante