Últimamente son muchos los pacientes y las personas amigas migrantes
que me han venido mencionando este famoso termino que finalmente nos lleva a
sentirnos algo vulnerables y desprotegidos ante nosotros mismos y ante los
demás.
Hablamos aquí de la soledad no solo física sino muchas veces hasta
emocional, la primera es bastante regular y probable en personas que han
migrado en algún momento de su proceso, al llegar a ese nuevo contexto, al
enfrentarse a un sistema cultural novedoso o al confrontar la obligada
necesidad de comunicarse en otra lengua que no es la de su país natal; la
segunda hace referencia al sentimiento de tristeza o melancolía que nos embarga
aún a pesar de contar con el apoyo y la compañía de los demás.
Las causas pueden ser diversas en ambos casos, podemos sentir soledad
debido a factores sociales ya que sentimos que el medio nos es ajeno, otra
posible causa tiene que ver con nuestros recursos personales para hacerle
frente a esa soledad debido a un déficit en el desarrollo de nuestras
habilidades sociales, la iniciativa o la creatividad para lograr generar
relaciones con los demás, o igualmente como causa podemos observar algunos
factores psicológicos como la autoestima o los sentimientos de tristeza o
frustración que pueden llevarnos a vivir esa ¨soledad¨.
En el caso de nosotros los migrantes, una de las causas que más nos
afectan es la situacional (vivir en un país nuevo donde no conocemos muchas
personas y ni siquiera nos podemos dar el lujo de elegir con quien estar).
Qué hacer entonces? es la pregunta que nos abruma al pensar en esta
soledad, ahora bien mi recomendación hoy es la siguiente:
Primero busca y define bien cuál es la causa de tu malestar, define
claramente el problema por ejemplo si es social, personal, situacional, si es
psicológico o hasta existencial.
Determina las herramientas necesarias para intervenir ese sentimiento
desde donde sea posible modificar.
Si la causa se relaciona con el exterior, con ello me refiero a causas situacionales,
sociales o personales, entonces trabaja en conocer el entorno, apropiate de él,
desarrolla tus habilidades sociales, se creativo y toma la iniciativa para
romper con esa soledad.
Si la causa tiene carácter interno por razones psicológicas o
espirituales, comienza a trabajar en tu autoestima, en enfrentar el miedo a la
soledad, cambia tu estilo de vida dentro de lo que objetivamente observes que
puedes cambiar, sonrie, habla, pregunta y no pares de buscar lo que realmente
deseas y esperas lograr.
+Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com
@Psico_Migrante