Todos hemos tenido momentos de
evaluación sobre nuestro proceso migratorio, en situaciones agradables pero
también en situaciones difíciles como en los instantes de soledad, de
enfermedad, de diferencias conyugales o cuando hemos recibido tantos no a las
solicitudes de trabajo o una nota que no refleja todo el esfuerzo que hicimos
por alcanzar esa anhelada meta académica.
Es en esos momentos difíciles
que nos detenemos a pensar si no habremos cometido un error al haber decidido
salir de casa, de todo aquello que nos era para mal o para bien, totalmente reconocido.
El asunto está en que si analizamos bien, los demonios no están precisamente
allí donde habitamos ahora, la mayoría de ellos nos acompañan desde mucho antes, desde nuestra niñez y se arraigaron en nuestro pasado.
Por ello, no logramos comprender
al otro, por ello sentimos que no avanzamos, tenemos ya un libro lleno de
textos, una valija con demasiado peso y para el viajero eso no sirve ni es
adecuado, debemos aligerar la carga, retomar lo más básico e importante para
este largo viaje y ellos son nuestros principios y nuestras habilidades dejando así
espacio para todo lo que nos queda por vivir y conocer hacia adelante.
Aprender a negociar con los
otros y con nosotros mismos día a día, reconociendo que la vida es corta para
entristecernos o basarnos en la eterna nostalgia de lo que pudo haber sido pero
ya no forma parte en la mayoría de los casos de los nuevos espacios y vivencias
que hemos establecido.
Migrar está lleno de nuevas
experiencias, de un crecimiento continuo, de un registro continuo de imágenes,
sabores, olores, texturas y sonidos. Así pues, si un día decidimos regresar a
lo que comúnmente llamábamos "casa", estaríamos en posibilidad de
regresar con un millón de tesoros de valor incalculable de igual manera. Migrar
debe ser considerado como una escuela, una escuela de aquellas donde obtener
buenas notas no es nada fácil y por ello esto se valora con creces.
La enseñanza es vivir y vivir
intensamente sin dejar que se te escape ni el más mínimo positivo registro de
lo que ella, la vida, te enseña, que eres de tu país de origen, que ahora
perteneces a tu país de acogida, que tus hijos y tu pareja son tuyos pero a la
vez nunca lo han sido; que tu familia de origen y muchos buenos amigos estarán
siempre allí cuando más lo necesites sin importar distancias ni tiempos
acaecidos.
Así que retomemos aire, miremos
hacia el horizonte, determinemos metas y continuemos en este extraño pero
interesante camino!