No quería comenzar con otro tema “no tan positivo“, pero
me sentí tentada al ver que últimamente están circulando tantos artículos que
han puesto de moda la numeración, entonces se me antojo el asunto numérico para
titular esta entrega y por ello escribiré hoy sobre las fases y los siete tipos
de duelo que propone el profesor
Achoteguí.
Para ello, partiré de la definición de “Duelo“ como el proceso de adaptación
personal ante una perdida, duelo que para muchos de nosotros pudo
comenzar a presentarse como anticipatorio,
al saber con antelación a nuestra partida que deberíamos dejar lo nuestro y a
los nuestros, este proceso en verdad no es fácil y menos si las situaciones que
deberemos afrontar incluirán el no retorno,
la posibilidad de dejar atrás algunas personas que muy posiblemente no
volveremos a ver o el enfrentarnos mas adelante a algunas diferencias culturales,
políticas, lingüísticas o religiosas muy diferentes a las propias.
Una vez aterrizamos en el nuevo país, pasamos entonces
del duelo anticipatorio a trabajar en nuestro duelo “esperado“, el cual se toma entre uno y dos años y es allí
donde se dan los procesos de confrontación de la realidad más profundos y
dolorosos.
Este duelo nos llevará a vivir fases como la negación, en donde muchos pensarán que regresar pronto al país de origen es o será la mejor alternativa, una vez superada esta etapa, podrá presentarse la rabia, vista como el malestar y el inconformismo hacia la sociedad receptora; en tercer lugar, la negociación en un intento por asumir lo mejor de cada cada cultura (la de origen y la de acogida) para no hacer más dificil el proceso, pasando luego quizás y no siempre, por la fase de dolor o tristeza que nos conlleva el hacernos finalmente a la idea de establecernos en este lugar y finalmente la aceptación de lo que en parte nos ha deparado la vida y de lo que en parte hemos sabido escoger para nuestro propio futuro y bienestar.
Este duelo nos llevará a vivir fases como la negación, en donde muchos pensarán que regresar pronto al país de origen es o será la mejor alternativa, una vez superada esta etapa, podrá presentarse la rabia, vista como el malestar y el inconformismo hacia la sociedad receptora; en tercer lugar, la negociación en un intento por asumir lo mejor de cada cada cultura (la de origen y la de acogida) para no hacer más dificil el proceso, pasando luego quizás y no siempre, por la fase de dolor o tristeza que nos conlleva el hacernos finalmente a la idea de establecernos en este lugar y finalmente la aceptación de lo que en parte nos ha deparado la vida y de lo que en parte hemos sabido escoger para nuestro propio futuro y bienestar.
Lo esperado desde el punto de vista psicológico es que este duelo se
lleve a cabo dentro de las fases que te mencioné, si ya llevas muchos más años
y no has superado algunas de estas etapas, podrías estar confrontando un duelo crónico o un duelo congelado,
en donde se han inhibido las emociones o
posiblemente reprimido los sentimientos pero los cuales aconsejo realmente deben
ser compartidos con otras personas para evitar mayores contratiempos después.
Adicionalmente a estas fases, que de hecho ya son toda un proceso; los
migrantes nos vemos confrontados a realizar diferentes tipos de duelos y pienso
que los investigados por el Doctor Achotegui (2002), son bastante
claros y precisos:
1. El duelo por la familia y los
amigos, ya que al dejarlos en el país de origen,
los migrantes somos embargados por una nostalgia de perdida parcial mas no
total y mucho menos definitiva.
2. El duelo por la lengua,
uno de los más complicados pues está siendo el pensamiento codificado
continuamente por nuestra lengua materna y el dejar de contar con este básico
pero primordial recurso es lo que podría en muchos casos estar afectando la
manera de acomodarnos con el mundo. Y digo acomodarse porque del apredizaje de
esta otra lengua (la local) depende en parte crear una red social con los
locales, reafirmarse como persona en el nuevo contexto, lograr conseguir un trabajo
que este a la altura de nuestros conocimientos, e incluso posicionarse de una
manera u otra dentro de un nuevo entorno vital.
3. El duelo por la cultura, ya
que cuando nos radicamos en otro país deberemos reconsiderar muchos
estereotipos, hábitos y valores tanto propios como ajenos logrando redefinir constantemente
nuestra personalidad.
Aquí es donde le propongo especialmente a quienes quieren conformar una
pareja binacional basada en culturas diversas, la posibilidad de negociar sus
diferencias antes de tomar una decisión tan importante como lo es la de formar
un hogar y/o determinar un país para residenciarse, pues finalmente, siempre
llegará un día en el que se deberá confrontar la realidad.
4. El duelo por la tierra, los
olores, los colores y la geografía misma, queda claro que no es el mismo
sentimiento de nostalgía el que embarga a quien a nacido a la orilla del mar,
que de aquel que nació en las montañas o en un pueblito o en la gran ciudad.
5. El duelo por el nivel social,
sin importar en que condición se migre a menos que haya sido con la certeza de
un trabajo seguro, todos nos vemos avocados a retroceder en nuestro estatus
social, bien sea por carencia de conocimiento hacia las costumbres locales o
con respecto a la lengua que allí se habla, el costo de vida, o la disminución
de nuestras redes sociales, todos los factores son determinantes a la hora
estatégica de poderse desenvolver sin
mayores contratiempos en otro país.
6. El duelo por el grupo étnico,
ese grupo en el cual eramos reconocidos e identificados, mientras que al migrar
a nuevos territorios, nuestra identidad se ve menoscabada e interrogada sobre,
quiénes somos, quién es el otro y quién soy yo?
7. El duelo por el proyecto
migratorio que quizás muchos habían idealizado y que no se ha podido
cumplir o que por situaciones externas podría llegarse a truncar.
Con lo anterior, queda claro que para los
migrantes no existen los cierres o duelos definitivos y que hay que aprender a sacar lo mejor del “aquí y el
ahora”, aprendiendo a valorarse a si mismo, a ser independiente y a no
dejar que las vicisitudes de la vida nos atormenten física o ideológicamente
más.
Con ello quiero decir que estas fases y
tipos de duelo son normales y que es necesario sentirlos, vivirlos,
confrontarlos y elaborarlos de manera consciente para que se puedan superar.
Fb. Latinoamericanos en Europa
@psico_migrante
www.online-psicoterapia.com
+Mónica Riveros
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+Mónica Riveros
Muy cierto lo que dice Dra. Monica,sin embargo muchas veces tenemos mas duelo en nuestro pais que tambien nos hace mucho daño, el no poder tener seguridad, el no sentir que puedes disfrutar de lo que trabajas porque vivimos asustados, creyendo que te van a secuestrar o a matar porque realmente aqui en Venezuela ya la inseguridad esta al borde, entonces meditamos que es lo mejor? quedarte aun en las circunstancias que vivimos aqui, o buscar un mejor destino tanto para uno para nuestra generacion, realmente dara nostalgia, pero tambien la calidad de vida es otra, gracias por su tema de verdad ayuda muchisimo a prepararse sicologicamente para lo que deseamos. Bendiciones a su vida .
ResponderEliminarAna María la idea es esa, por lo menos escribir y dialogar a cerca de lo que significa migrar, así si alguno está pensando hacerlo entonces sabrá lo que “podrá posiblemente“ vivir desde el punto de vista psicológico durante este proceso.
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