De regreso de las vacaciones, las cuales imaginaba serían interesantes
y sin haberme equivocado en dicha apreciación, se me ocurrió debido al tema de
moda y concidencialmente al tema más tratado con los amigos y conocidos que
estuve visitando en tierras lejanas, migrantes casi todos ellos como yo, hoy
regresando de las vacaciones de verano, me veo algo preocupada pues el asunto
que debo abarcar es el de la depresión, el estrés crónico y/o la ansiedad.
Al visitar a cada uno de mis conocidos durante el viaje vivencié de
nuevo en mente ajena como el migrar conlleva consigo en la mayoría de las
ocasiones el adquirir o exacerbar algunos síntomas psicológicos que deberán ser
tratados con amigos o profesionales para evitar que adquieran con el tiempo un
caracter crónico en muchos de los que alguna vez decidieron dejar su Patria
Natal.
Al reencontrarme con estas personas y preguntarles como estaban y como
se sentían, observé como se presentaba de manera repetitiva cierto grado de
depresión demarcado por la tristeza y la falta de interés en casi cualquier
actividad cotidiana ya fuese con la capacidad de controlar el entorno o por la
imposibilidad de hacerlo ya que muy en el fondo para cada uno de mis amigos o conocidos, esta situación no se ha logrado superar de manera puntual y teniendo en cuenta los casos terapéuticos que he tratado durante años, concluyo que este asunto es una realidad.
Durante largas horas de terapia o de conversación, hicieron acto de presencia también la ansiedad y el estrés crónico bajo las características de preocupación excesiva y recurrente por factores laborales,
familiares o sociales que están impidiendo que en esta pequeña muestra de
personas migrantes lograr la felicidad, presentándonos una fiel fotografía de lo que está aconteciendo en el día a día de muchos migrantes hispanos a nivel global.
Se habló de irritabilidad, llanto, soledad, falta de sueño, cefaleas y fatiga y me llama mucho la atención que aún a pesar de contar con adecuadas redes sociales y en algunos casos hasta un buen empleo, la depresión, la ansiedad y el estrés hicieron su aparición sin prácticamente mencionar como motivo o razón de los mismos, el entorno, la gente o la vida dejada atrás.
Y es allí donde quiero mencionar un par de consejos que podrían ayudar a
confrontar este tipo de situaciones como primeros auxilios psicológicos:
1. Determina un cuadro de actividades que realmente sean de tu interés, proyecta tu vida hacia el futuro y determina metas que te llenen y te proporcionen felicidad.
2. Has una evaluación de tus habilidades personales, sociales y
profesionales y empieza a trabajar en aquellas que consideras necesitas reforzar.
3. Evita los pensamientos catastróficos, negativos o que vayan en
detrimento de tu autoestima. Esto solo te está creando caer en un círculo
vicioso que no está aportando nada positivo a tu vida y a tus objetivos, ellos
afectan tus emociones y tus conductas también.
4. Si existen algunas variables que están afectando tus pensamientos,
emociones y conductas busca como
confrontarlos y solucionarlos de una vez de la mejor manera posible y
buscando tener el control sobre la situación, infórmate, determina alternativas
y actúa sin dudar.
5. Si consideras que necesitas un apoyo para trabajar en los cuatro puntos
anteriores no dudes en pedir ayuda familiar, de amigos o de un profesional.
Recuerda que no siempre contamos con todos los recursos para superar este tipo
de situaciones, tómalo con calma y no te dejes menoscabar.
+Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com
@Psico_Migrante