Un tema que ha sido motivo de consulta de varios de mis pacientes
últimamente ha tenido una relación entrañable con un término que a los
migrantes muchas veces sentimos que se nos convierte en ajeno y es el tema de
la ¨felicidad¨, felicidad que ya de
hecho viene impronta en nuestro código genético en gran medida y la que también
se ve afectada muy regularmente por las circunstancias y por nuestra capacidad
emocional y racional de asumirla, me explico:
La felicidad como rasgo de personalidad en el ser humano está basada
en la forma en que desde nuestros ancestros se nos ha enseñado a calcularla de
manera subjetiva, midiendo los logros según lo que se ha deseado y según lo que
se ha logrado en la vida de acuerdo a nuestros propios ideales en relación con
nosotros mismos y en confrontación con la de los otros.
La felicidad mejora nuestra auto-aceptación, crecimiento y proyección
de vida, y aún, cuando es innegable que traemos una carga genética que puede
predisponernos a obtener un grado determinado de felicidad, también es cierto
que los escenarios circunstanciales y principalmente nuestra voluntad son los
encargados de dar el mayor grado de percepción sobre esta felicidad y la
satisfacción que ella puede proporcionarnos.
La felicidad como estado nos ayuda a interpretarnos de manera más
positiva tanto a nosotros mismos como a nuestro entorno en el día a día
conllevando la posibilidad de mejorar nuestras relaciones interpersonales de
una manera estable en el tiempo por empatía con los otros, con el medio y con
las circunstancias. La felicidad nos hace más proactivos, creativos, ingeniosos
y competitivos logrando mejorar nuestra capacidad de disfrutar las situaciones
de la vida.
La felicidad está enmarcada como una riqueza psicológica de actitud
positiva, redes sociales y valores espirituales que han generado en nuestras
vidas un sin fin de momentos placenteros que nos permiten pertenecer, proteger,
ser protegidos y reconocidos por diferentes grupos a los cuales pertenecemos;
felicidad que si hemos aprovechado habrá fortificado nuestra propia identidad y
autoestima.
La felicidad se convierte en un espiral positivo que nos permite ser
más competentes, autónomos y sociables, conllevando siempre la posibilidad de
afrontar nuevos y más altos desafíos ante el placer y la gratificación que
hayamos decidido percibir de forma autentica de nuestras vivencias adquiridas
ya sea dentro de una vida agradable, una vida buena o una vida con sentido
Vivir y amar lo que se hace nos permite redescubrirnos día a día, nos
hace más conscientes de nosotros mismos y nos mantiene en un constante
redefinir constructivo sobre cada cosa que nos rodea. Así pues, es y será feliz
quien vive con voluntad y moral proactiva todas sus acciones de manera justa, amorosa y
comprometida, provocando que tanto sus emociones como sus pensamientos sean los
encargados de redireccionar a satisfacción lo que se obtiene y obtendrá
con respecto a su propia existencia y destino y con ello quiero decir que no hay nada más cierto que aquello de que ¨la capacidad de ser y estar feliz está en tu propia mente, tus pensamientos, emociones, sentimientos y acciones¨.
Sin otro particular por hoy, me despido hasta la entrega del próximo mes deseándoles unas felices pascuas.
Y para aquellos que aún siguen pensando si asistir, aquí les dejo de nuevo la información de este evento en el Sahara de Marruecos:
Y para aquellos que aún siguen pensando si asistir, aquí les dejo de nuevo la información de este evento en el Sahara de Marruecos:
+Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com
@Psico_Migrante
Créditos de fotos http://www.morguefile.com/archive