domingo, 4 de mayo de 2014

El desarraigo y/o la adaptación y los hijos

Continuando con el último tema relacionado al desarraigo, es válido también mencionar que el vínculo afectivo existente entre los padres y los hijos es muy importante a la hora de transferir y enseñar las habilidades que permiten conformar nuevos lazos sociales en los hijos de los migrantes, siendo  a través del modelamiento de los padres que los hijos prueban y llevan a cabo nuevas maneras de relacionarse con el entorno, fortaleciendo o resquebrajando su autoestima, autoreconocimiento y reafirmación.

Con el apoyo de los padres, los chicos pueden construir o reconstruir gran parte de su identidad intercultural. Digo construir o reconstruir porque, los pequeños que aún no se han involucrado socialmente se adaptarán más rápido al nuevo contexto en comparación con aquellos que adicionalmente al haber crecido rodeados de sus abuelos, primos y tíos, ya se encontraban escolarizados, para ellos el proceso migratorio les implicará re-construir aún más su identidad.
Muchas personas piensan que migrar solo afecta a quien tomó la decisión pero no a quienes le acompañan o se encuentran a su alrededor y no es así. Algunas veces, algunos padres migrantes terminan formando hijos solos, deprimidos y tristes por descuido, dando paso con ello a problemas psicólogicos de gran envergadura  como dificultades de aprendizaje o incluso transtornos emocionales y comportamentales.

De allí el reto que se genera para los padres, ya sea que hayan migrado en compañía de los hijos o sin ellos,  en todo caso, se debe asumir la responsabilidad familiar de crianza a través de estrategias que les permitan a los hijos adquirir las destrezas necesarias para acomodarse al nuevo sistema dentro de un ambiente cálido y protector.

Muchas personas mencionarán constantemente lo enriquecedor que es crecer bajo dos sistemas referenciales pero también es cierto que ello conlleva dificultades de adaptación para muchos de los involucrados, al sentir que no se es ni de allá, ni de aquí. Este sentimiento se genera en la vivencia de una nueva realidad social y cultural basada en un híbrido de valores sociales, culturales, comportamentales, emocionales y lingüísticos que en los hijos son asumidos de forma defensiva pero a su vez también constructiva y plástica aún bajo la presión de cambios intensos y extremos, siendo allí donde nosotros como padres no podemos ser ajenos a este proceso.

Este acompañamiento deberá contar con los recursos culturales y simbólicos que nosotros les hemos proporcionado, estando en la obligación de acompañarlos en este camino de forma amorosa, comprensiva y sobre todo presencial. De allí en adelante  solo nos queda esperar que logren obtener su propio proceso de acomodación de la manera más adecuada, sana y positiva posible.



+Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com
@Psico_Migrante